RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN (1866-1936), a pesar de haber vivido una época llena de turbulencias y transformaciones, consagró todas sus energías, en tanto que hombre y literato, a buscarse a sí mismo, razón por la cual llama la atención la ausencia de todo contenido ideológico en el conjunto de su obra. Era su divisa: “Desdeñar a los demás y no amarse a sí mismo”; así vivió, inventándose una vida fabulosa, haciendo gala de un muy real coraje al afrontar con heroico ascetismo las mayores penurias, y así escribió, desplegando una potente voluntad de estilo, un esfuerzo constante por lograr la perfección artística. Su pluma corta como un estilete la carne viva de sus personajes, a los que desprecia y trata con crueldad moral. “Luces de bohemia”(1920), forma parte del ciclo de obras que el propio Valle denominó esperpento, consciente de que con este término creaba una forma literaria distinta, o más bien una técnica literaria nueva, culminación de un proceso desarrollado a lo largo de toda su obra, estilización constante y deformación de la realidad, utilización de lo grotesco como forma de expresión, doble código en el que, bajo la apariencia de la burla y la caricatura, subyace otro significado profundo que apunta hacia la sátira y la acerba crítica social. La obra se inspira en la vida de Alejandro Sawa, escritor y periodista, amigo del autor.
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